Descubre todo sobre la piel atópica en bebés

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Pese a que de penita que tan pequeños ya puedan sufrir trastornos en la piel, lo cierto es que la dermatitis atópica, también llamada atopia del bebé o eccema tópico, se trata de uno de los problemas cutáneos más frecuentes en los bebés.

Por lo general, es común que dicha patología aparezca antes de los dos años.

Normalmente, el aspecto de la epidermis tiende a ser seco y aparecen zonas enrojecidas, haciendo que el pequeño sienta una quemazón intensa y muy molesta.

Hoy en día, la piel atópica afecta al 10-15% de la población infantil alrededor del mundo y pese a haberse duplicado los casos en los últimos 30 años, los más graves han disminuido considerablemente al tratarse precozmente.

Vale la pena prestar atención al cuerpo del bebé, pues con una breve inspección podemos llegar a determinar condiciones que no deberían estar ahí y así detectar posibles signos de la dermis atópica, antes de que la enfermedad empeore.

¿Todavía no tienes claro el cuadro sintomático de la afección, qué la desencadena y los tratamientos que existen para lidiar con ella?

Has llegado al sitio indicado, ya que vamos a darte todas las claves para conocer de cerca este engorro de la piel del bebé ¡y vencerla!

¿Qué es la dermatitis atópica en bebés?

Existen dos tipos de eccema tópico que habitualmente sufren los bebés, uno es la que afecta la zona del pañal y la otra es una enfermedad inflamatoria dérmica.

La primera situación se da a raíz de las heces y la orina, pues el uso del pañal daña la delicada piel del bebé que es sensible y frágil, sobre todo durante los primeros 12 meses de edad.

Esto ocurre porque el tejido celular cutáneo del pequeño todavía no tiene las defensas adecuadas para combatir a los microorganismos que habitan en las enzimas fecales, haciendo que el área se enrojezca, irrite y cause picazón.

Para proteger la delicada piel del bebé, es necesario aplicar una crema apta para esas partes y así controlar, tratar y remediar estas lesiones que pueden llegar a ser graves si no se curan.

La segunda situación es la típica dermatitis que afecta al cuerpo en general y que se da por una sensibilización excesiva a ciertos agentes presentes en el ambiente.

Aunque la gran mayoría de veces son inofensivos, la barrera lipídica todavía no está lo suficientemente preparada para actuar como un escudo infalible y tiende a enfermar.

Se trata de un trastorno crónico y que no tiene cura, pero en la mayoría de los pacientes, en un 70% aproximado, deja de manifestarse al alcanzar la adolescencia para no volver a dar señales nunca más.

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¿Qué causas la originan?

Existen diferentes causas que desarrollan los brotes de la afección y a diferencia de la versión adulta, los detonantes más habituales en los bebés son los siguientes:

  • Predisposición genética. Se trata del factor de riesgo más importante, ya que se transmite de progenitores a hijos, con más ahínco mediante vía materna. Contra más familiares directos del bebé la hayan sufrido o la estén padeciendo actualmente, más posibilidades de que también afecte al pequeño.
  • Aspectos emocionales. Aunque pueda parecer raro, lo cierto es que emociones tales como la angustia, la emotividad, el estrés o similares son capaces de desencadenar la enfermedad en el bebé.
  • Sustancias irritantes. Hay que tomar especial importancia a los productos que se usan para lavar la ropita del neonato, ya que muchos componentes suelen ser los responsables de irritar la piel debido a lavados frecuentes. Ese tipo de eccema es uno de los más comunes y se llama dermatitis de contacto.
  • Alergias alimentarias. No es tan frecuente en los adultos, pero en los niños significa un detonante de la afección importante. Algunos alérgenos, como ciertos alimentos que el organismo del nene rechaza y no tolera, activa las señales de la enfermedad y se conoce como dermatitis alérgica.

Síntomas principales de la patología dérmica

El cuadro sintomático de la dermatitis del bebé es bastante común y se presenta de la misma manera en casi todos los individuos, por eso es esencial conocer qué efectos causa para detectarla a tiempo.

En cuanto a la apariencia de la piel, esta sufre de una sequedad excesiva, aparecen determinadas zonas con rojeces en las que surgen pequeñas vesículas.

A medida que va pasando el tiempo, la epidermis tiende a volverse más gruesa y aparecen evidentes surcos.

El pequeño siente una quemazón profunda, que provoca que se rasque irremediablemente por la intensa molestia y sin pretenderlo, se cause heridas.

El prurito aumenta de intensidad durante la noche, provocando trastornos del sueño y pudiendo ocasionar incluso infecciones debido al rascado en exceso en las lesiones.

Este tipo de eccema puede aparecer en distintas partes corporales, en base a la edad del pequeño, siendo habitual en el cuero cabelludo, las mejillas y en las regiones de flexión de las piernas y brazos en los primeros meses de vida.

Cuando el niño ya supera el año y se calcula que hasta los 3, es frecuente que el eccema cambie y desaparezca casi todo el daño en la zona de la cabeza, apareciendo en los pliegues de los codos, así como de las rodillas.

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¿Cómo se diagnostica?

La detección de la enfermedad la suele hacer el pediatra o bien un dermatólogo titulado.

Mediante una observación exhaustiva del cuerpo del bebé y teniendo en cuenta su historial familiar para detectar otros posibles casos que den pie a la herencia genética del eccema, determinará si se trata de dermatitis atópica u otra afección con signos parecidos.

Tras diagnosticar finalmente la atopia, el doctor someterá al paciente a un control, en especial si se trata de una fase de la patología que ya ha alcanzado un grado severo.

Según la gravedad, las visitas al médico pueden variar desde cada 15 días en los casos más preocupantes o en los casos más leves, será suficiente acudir de 1 a 2 veces al año.

Tratamientos para la piel atópica del bebé

Tal y como hemos mencionado más arriba, no existe una cura de la enfermedad, aunque sí existen tratamientos para paliar los signos, mejorar el aspecto de la piel y aliviar al bebé.

Los más conocidos son los siguientes:

Cremas para la dermatitis atópica

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Tanto si la gravedad del problema ha alcanzado tal magnitud que se deberá tratar farmacológicamente, como si se trata de una dermatitis atópica leve y basta con seguir unas determinadas pautas para que no se agrave, la mejor aliada es una crema emoliente apta para el eccema.

Es básico seguir una rutina del cuidado de la piel diario en estos casos y las cremas específicas para cuidar y mimar la delicada dermis del bebé son vitales.

No te pierdas: La mejor crema para la dermatitis atópica sin corticoides

Este tipo de sustancias no contienen medicamento alguno y son la salvación más segura a la hora de mantener la hidratación en este tipo de pieles tan resecas, dando carpetazo a la sequedad, reduciendo la irritación y del mismo modo, la inflamación, la picazón y el rascado.

Hoy en día existe un abanico muy diverso de fabricantes que diseñan emolientes para tratar esta afección cutánea, sin embargo, lo mejor es elegir uno que contenga ingredientes naturales y a poder ser hipoalergénicos.

Y esto precisamente es lo que hace la crema para pieles atópica de Akento Cosmetics, nutriendo e hidratando en profundidad, restaurando el daño en la barrera lipídica, calmando el prurito y retrasando los brotes.

Asimismo, acondiciona las células cutáneas y las protege frente a cualquier agente externo agresivo, todo ello mediante activos de origen explícitamente natural, totalmente seguros para la sensible y fina piel de los bebés y los niños.

Te puedo asegurar que funciona, dado que en nuestra familia tenemos bastantes casos de esta dichosa afección y nos ha ido de lujo, inclusive cuando estaba embarazada de mi hijo y tras nacer, durante la lactancia por qué es apta para todo el mundo.

Si busas un ítem natural contra esta odiosa enfermedad dérmica, cuenta con esta crema de Akento, ¡nunca falla!

Corticoides tópicos

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Muchos productos con corticoides crean rechazo por qué se trata de esteroides y cualquier forma más natural de combatir los signos de la atopia siempre será preferente a los medicamentos.

Los corticoides acarrean efectos secundarios y no suele ser agradable arriesgarse a padecerlos, sobre todo cuando está en juego la salud de los más pequeños.

No obstante, si comparamos los tópicos con los orales, los primeros son menos dañinos.

Algunos de los efectos de la vía tópica son adelgazamiento de la piel donde se aplica la sustancia, marcas de rascado y estrías, aumento de la extensión, número y tamaño de las venas cutáneas, tono desigual y acné.

Eso sí, habrá que usar este método siempre y cuando el pediatra lo haya recomendado, ya que se suelen usar cuando los demás tratamientos naturales y menos agresivos no han funcionado.

Los corticoides tópicos son capaces de reducir los indicios de la enfermedad en poco tiempo y entre los más conocidos se encuentran los inhibidores tópicos de calcinurina.

Inmunomoduladores

Esta es una buena alternativa a los corticoides tópicos y se suele administrar en los casos más severos que requieren un plus de tratamiento, a parte de las cremas específicas y demás remedios.

Vuelve a ser otro medicamento, pero sin provocar los efectos contraproducentes de los corticoides.

Se trata de fármacos orales que deberán ser recetados por un médico, el cual controlará la administración y las dosis.

Antihistamínicos

Este otro fármaco no reduce los indicios de la enfermedad, pero se encarga de aliviar la quemazón para que el pequeño evite rascarse en la medida de lo posible.

Igual que los anteriores, deberán ser administrados bajo control médico y siempre complementando el uso de alguna crema que ayude a reducir los síntomas, la hinchazón y la sequedad.

Antibióticos

Los antibióticos ya son palabras mayores, puesto que sólo se recetan en algunas excepciones, cuando la piel ha llegado a infectarse y no hay otra manera de curar la infección.

Se trata de fármacos que más vale evitar, pues como su nombre bien indica, se encargan de matar cualquier microorganismo vivo, ya sean beneficiosos o maliciosos para el organismo, aparte de poder producir secuelas negativas.

Recuerda que también deberán estar prescritos por el pediatra y en ninguna circunstancia se deberá administrar medicamentos a un bebé sin el consentimiento de un doctor titulado.

Consejos de prevención

Hay algunas acciones que por pequeñas que sean pueden ayudar a mejorar la dermatitis atópica en los bebés, como las pautas que te vamos a presentar, a continuación:

  • A la hora del baño del bebé, el agua deberá estar atemperada, pero no caliente y el mismo deberá tener una duración máxima de 10 minutos. Están totalmente desaconsejados los baños de burbujas.
  • Siempre hay que procurar secar la piel con una toalla de algodón mediante toquecitos suaves y aplicar la crema para la atopia dos veces al día, siempre mejor si es tras el baño.
  • Para impedir que se haga daño al rascarse, el pequeño deberá tener siempre las uñas cortas. Una buena medida es ponerle guantes de algodón para dormir, así se evitará en la medida de lo posible que se rasque mientras duerme.
  • Las habitaciones donde el niño pase la mayor parte del tiempo deberán estar a una temperatura fresca y con unos bajos niveles de humedad en el ambiente.
  • Durante el día, otro método con buenos resultados es dar al pequeño un peluche o muñeco para que lo rasque y de ese modo disminuir las ganas de rascarse a él mismo.

Espero que estas pautas y tratamientos sean beneficiosos tanto para el bebé como para los padres, por el estrés emocional por el que pasan los que sufren de piel atópica y, por supuesto, mejoren su calidad de vida.

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